Epilepsia

¿Qué es la epilepsia?

La epilepsia es una enfermedad crónica del sistema nervioso que se caracteriza por la presencia de convulsiones recurrentes. Se produce debido a una alteración en la actividad eléctrica del cerebro, lo que provoca episodios de descargas neuronales excesivas y desordenadas. Estas descargas pueden afectar a diferentes áreas del cerebro y dar lugar a una amplia gama de síntomas.

Las convulsiones o crisis epilépticas pueden variar en su presentación, desde sacudidas musculares involuntarias hasta pérdida de conciencia y convulsiones generalizadas. La duración, frecuencia y gravedad de las convulsiones pueden ser variables de una persona a otra. Además, algunas personas pueden experimentar síntomas adicionales antes o después de una convulsión, como alteraciones en la percepción, sensaciones anormales, pérdida de memoria o cambios en el estado de ánimo.

¿Cuáles son los factores de riesgo de la epilepsia en niños?

Existen varios factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de que un niño desarrolle epilepsia. Algunos de los factores de riesgo más comunes son los siguientes:

  • Antecedentes familiares: Si hay otros miembros de la familia, como padres, hermanos u otros parientes cercanos, que tienen epilepsia, aumenta el riesgo de que un niño la desarrolle.
  • Lesiones cerebrales: Lesiones en el cerebro debido a traumatismos craneoencefálicos, infecciones cerebrales (como meningitis o encefalitis) o falta de oxígeno durante el parto pueden aumentar el riesgo de epilepsia en los niños.
  • Trastornos del desarrollo cerebral: Los trastornos del desarrollo cerebral, como la parálisis cerebral, el síndrome de Down o los trastornos del espectro autista, se han asociado con un mayor riesgo de epilepsia en los niños.
  • Factores genéticos: Algunas formas de epilepsia tienen un componente genético, lo que significa que ciertos genes pueden aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad. Los estudios han identificado varios genes asociados con la epilepsia.
  • Factores genéticos: Algunas formas de epilepsia tienen un componente genético, lo que significa que ciertos genes pueden aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad. Los estudios han identificado varios genes asociados con la epilepsia.
  • Trastornos metabólicos: Algunos trastornos metabólicos, como la fenilcetonuria o el síndrome de depleción del ADN mitocondrial, pueden aumentar el riesgo de epilepsia en los niños.

Es importante destacar que tener uno o más factores de riesgo no garantiza que un niño desarrolle epilepsia. Los factores de riesgo simplemente indican una mayor probabilidad de que ocurra, pero la mayoría de los niños con factores de riesgo no desarrollarán la enfermedad. Cada caso es único, y la epilepsia puede desarrollarse en niños sin ningún factor de riesgo conocido.

¿Qué es la epilepsia febril?

La epilepsia febril es un tipo de epilepsia que se desencadena por fiebre alta en niños (más de 30ºC), generalmente entre los 6 meses y los 5 años de edad. Se caracteriza por convulsiones que ocurren durante una enfermedad febril, como una infección viral o bacteriana.

Las convulsiones febriles son episodios de sacudidas musculares involuntarias que pueden manifestarse como temblores, contracciones rítmicas de los músculos o convulsiones más intensas. Estas convulsiones pueden durar desde unos pocos segundos hasta varios minutos. Por lo general, la epilepsia febril no provoca daño cerebral ni tiene consecuencias a largo plazo.

Existen dos tipos principales de epilepsia febril:

Epilepsia

  • Epilepsia febril simple: Es el tipo más común y se caracteriza por convulsiones breves (menos de 15 minutos) que afectan solo a una parte del cuerpo o al cuerpo completo. Después de la convulsión, el niño suele recuperarse rápidamente sin efectos duraderos.
  • Epilepsia febril compleja: Se caracteriza por convulsiones más prolongadas (más de 15 minutos) o convulsiones que afectan solo una parte del cuerpo. Además, en la epilepsia febril compleja, el niño puede tener una disminución de la conciencia o presentar síntomas neurológicos adicionales antes, durante o después de la convulsión.

En la mayoría de los casos, la epilepsia febril desaparece a medida que el niño crece y alcanza la edad escolar. Sin embargo, existe un ligero riesgo de que los niños con epilepsia febril desarrollen epilepsia sin fiebre en el futuro.

Si un niño presenta una convulsión febril, es importante buscar atención médica para evaluar la causa de la fiebre y determinar si se requiere algún tratamiento adicional. En casos recurrentes o con características atípicas, puede ser necesario realizar pruebas adicionales para descartar otras condiciones y evaluar el riesgo de epilepsia a largo plazo.

¿Cómo manejar una crisis de epilepsia?

El manejo de una crisis de epilepsia puede ayudar a asegurar la seguridad de la persona afectada y proporcionarle apoyo durante el episodio. Aquí hay algunas pautas generales sobre cómo manejar una crisis de epilepsia:

  • Mantén la calma: Mantén la calma y recuerda que la mayoría de las convulsiones de epilepsia son autolimitadas y no representan una amenaza inmediata para la vida. Evita el pánico y mantén la tranquilidad.
  • Asegura la seguridad: Si es posible, coloca a la persona en un área abierta y libre de objetos peligrosos. Retira cualquier objeto cercano que pueda causar lesiones, como muebles o objetos afilados. Coloca almohadas u otros objetos suaves debajo de la cabeza para prevenir lesiones.
  • No restrinjas los movimientos: No intentes contener o restringir los movimientos de la persona durante la convulsión. Permite que la convulsión siga su curso sin intervenir físicamente. Evita poner objetos en la boca de la persona, ya que esto puede causar lesiones, tampoco metas tus manos dentro de la boca (muchas veces en las crisis hay tendencia a cerrar la boca bruscamente).
  • Protege la cabeza: Si es posible, coloca suavemente algo blando debajo de la cabeza para protegerla de golpes contra el suelo. No intentes forzar la boca abierta o colocar objetos en la boca para evitar que se muerda la lengua, ya que esto puede causar más daño.
  • Observa la duración y características de la convulsión: Observa y registra mentalmente la duración de la convulsión. Si la convulsión dura más de cinco minutos o si se repite sin recuperación completa entre episodios, llama a servicios de emergencia.
  • Después de la convulsión: Una vez que la convulsión haya finalizado, coloca a la persona en posición de recuperación lateral (de lado) para facilitar la respiración y prevenir la aspiración de saliva o vómito. Permanece con la persona hasta que se recupere completamente.
  • Busca atención médica: Si es la primera vez que la persona tiene una convulsión, o si presenta características inusuales, busca atención médica para una evaluación adecuada y un diagnóstico preciso.

¿Cómo puede ayudarme un psiquiatra infantil?

Un psiquiatra infantil puede desempeñar un papel importante en el manejo integral de la epilepsia en niños. Aunque el tratamiento principal de la epilepsia generalmente es llevado a cabo por neurólogos y especialistas en epilepsia, el psiquiatra infantil puede colaborar y brindar apoyo en varios aspectos:

  • Evaluación y diagnóstico psiquiátrico: El psiquiatra infantil puede evaluar y diagnosticar cualquier trastorno psiquiátrico que pueda estar relacionado con la epilepsia, como trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad o trastornos del comportamiento. Esto es especialmente relevante dado que las personas con epilepsia tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental.
  • Manejo de efectos psicológicos: La epilepsia puede tener un impacto significativo en la salud mental y el bienestar psicológico de los niños. El psiquiatra infantil puede brindar apoyo emocional, ayudar a los niños a lidiar con el estrés relacionado con la epilepsia y proporcionar estrategias de afrontamiento efectivas. También puede abordar cualquier problema de salud mental preexistente o desarrollado como consecuencia de la epilepsia.
  • Tratamiento farmacológico: En algunos casos, el psiquiatra infantil puede participar en el manejo de la medicación para la epilepsia. Algunos medicamentos utilizados para tratar la epilepsia pueden tener efectos secundarios psiquiátricos, como cambios de humor, ansiedad o problemas de atención. El psiquiatra puede ayudar a ajustar las dosis o elegir medicamentos alternativos para minimizar estos efectos secundarios.
  • Apoyo a la familia: La epilepsia puede afectar a toda la familia y generar estrés y preocupación. El psiquiatra infantil puede brindar apoyo a los padres y otros miembros de la familia, ayudándolos a comprender y manejar la enfermedad, y proporcionando estrategias para mejorar la calidad de vida familiar.

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